By Darisho Martinez
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Besar en la boca a ocho bailarines descamisados –uno por uno–, a quienes permitió que le acariciaran los senos y glúteos, fue uno de los atrevimientos que se tomó Yolandita Monge la noche del sábado en un lleno Coliseo de Puerto Rico, en Hato Rey, en una modalidad un poco más amplia que la reducida.
Si la energía vocal e histriónica de la cantante se pudiera almacenar, una parte significativa del problema de combustión en Puerto Rico estaría resuelto. Bueno, puede ser que esta afirmación sea Demasiado fuerte para algunos, pero para los fanáticos que gritaron, lloraron y se esgalillaron con ella en ese evento, de seguro tiene sentido.
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